Santa Teresita: La joven doctora del amor
Santa Teresita descubrió el amor a Dios en medio de su familia, entregó su vida en el monasterio y, sin traspasar sus paredes, se convirtió en patrona de las misiones.
Santa Teresita descubrió el amor a Dios en medio de su familia, entregó su vida en el monasterio y, sin traspasar sus paredes, se convirtió en patrona de las misiones.
San Jerónimo es una figura de gran importancia en la historia del estudio y la difusión de la Biblia. Su principal contribución fue la traducción de la Biblia al latín, conocida como la Vulgata, que se convirtió en la versión oficial de la Biblia para la Iglesia Católica durante más de mil años.
San Vicente de Paúl no solo transformó la manera en que la Iglesia se relaciona con los pobres, sino que también mostró que la oración y la acción social deben ir de la mano.
El amor del Padre Pío por la Virgen y el Rosario inspiró a muchas personas a desarrollar una devoción similar. Hoy, muchos siguen su ejemplo y rezan el Rosario diariamente.
La historia de Mateo nos habla del poder de la transformación personal, del perdón y del propósito divino. Su vida y su evangelio continúan inspirando a generaciones de cristianos a confiar en el llamado de Cristo y a compartir el Evangelio con valentía.
Un santo peruano, de origen español, que con su rosario rescató más de un millón de almas del purgatorio.
La figura de Pío X resalta por encarnar la unión entre la humildad de sus orígenes campesinos y la grandeza de su misión como máximo líder de la Iglesia.
En un rincón sereno de la región de Borgoña, Francia, un joven monje, movido por una pasión inquebrantable por la fe, se convertiría en una de las figuras más influyentes de la Edad Media. Ese monje era Bernardo de Claraval, quien, con su fervor y sabiduría, dejaría una huella imborrable en la historia de la Iglesia.
El sacrificio del Padre Kolbe no pasó desapercibido. Muchas personas se sintieron conmovidas y movidas a dar de sí mismos por los demás; algunos incluso ofrecieron sus vidas por otros.
La vida de Clara nos enseña a ser humildes, a creer sin desmayar en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, que Él es capaz de vencer a nuestros más terribles enemigos, y que el sufrimiento ofrecido a Jesús es fuente de santidad.