Orar por los muertos y los vivos
Hoy pensamos en todos nuestros seres queridos que nos esperan con el Señor. ¿Quién es el que no tiene algún difunto amado al que dirigir piadosamente la memoria? ¿Quién no debería estar agradecido a quienes lo precedieron signo fidei? Todos hemos recibido la vida: tenemos antepasados, abuelos, padres, tenemos las generaciones que han viajado y nos han señalado los caminos de la fe y la paz.