Reina de la humildad y la fe
María, al dar a luz a su Hijo, el Salvador de la humanidad, abre de par en par las puertas de la victoria celestial. Por ello, donde por la fe reina María, aún en medio de la humildad y el dolor, también llegará la victoria del Reino de Dios a quienes le permitan gobernar en sus vidas, regocijándose en el amor maternal de la Reina enaltecida por su Hijo, el Salvador del mundo.