De la mesa de impuestos a la gloria del Evangelio: La historia de San Mateo

San Mateo

En una pequeña oficina de impuestos en Cafarnaúm, un hombre llamado Mateo realizaba su trabajo diario. Era un recaudador de impuestos, un trabajo despreciado por los judíos, ya que significaba colaborar con el imperio romano y, con frecuencia, ser visto como un traidor y un pecador.

Mateo, sentado en su mesa de recaudación, vio acercarse a un hombre cuya presencia irradiaba una autoridad inusual. Los ojos de este desconocido se posaron sobre él, no con el desprecio al que estaba acostumbrado, sino con una mirada que parecía penetrar hasta lo más profundo de su alma.

«Sígueme», dijo el hombre con voz firme pero amable. (Mateo 9:9).

En ese momento, Mateo dejó su puesto, su dinero y su vida pasada. No se menciona que dudara o que titubeara; su respuesta fue inmediata. Este acto no solo marcó el comienzo de una nueva vida para él, sino que reveló el poder transformador del llamado de Cristo.

Jesús no miró el pasado de Mateo, ni sus errores. Vio en él una misión y un propósito, y Mateo lo siguió, demostrando que Dios no llama a los perfectos, sino que perfecciona a los llamados.

El Testimonio de un Pecador Convertido

Lo que vino después del llamado de Mateo fue igualmente notable. Jesús fue a cenar a su casa, y allí muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa con Él y sus discípulos. Los fariseos, asombrados y escandalizados, preguntaron a los discípulos de Jesús: “¿Por qué vuestro maestro come con publicanos y pecadores?” (Mateo 9:11).

Jesús, con una sabiduría que desarma, respondió: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mateo 9:12-13).

Con estas palabras, Jesús reveló el corazón de su misión: salvar a aquellos que son marginados, a los rechazados y a los que se sienten perdidos. Mateo, quien había sido etiquetado como un pecador por su ocupación, fue transformado en un apóstol del Reino de Dios, alguien que llevaría la buena nueva de salvación a muchas almas.

El Evangelista: Mateo y el Primer Evangelio

El Evangelio de Mateo ocupa un lugar prominente en el Nuevo Testamento como el primero de los cuatro evangelios. Aunque Mateo no menciona su propio nombre en el texto, la tradición de la Iglesia le atribuye la autoría de este relato. Su evangelio está profundamente enraizado en las escrituras hebreas, mostrando una y otra vez cómo Jesús es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.

A lo largo de su evangelio, Mateo destaca la figura de Jesús como el Mesías prometido, el Hijo de David y el Rey que establece el Reino de los cielos. Una de las secciones más famosas es el Sermón del Monte (Mateo 5-7), donde Jesús enseña las bienaventuranzas y revela el corazón de la Ley. A través de Mateo, aprendemos que el Reino de Dios no es de este mundo, sino que está basado en la justicia, la misericordia y la paz.

El evangelio de Mateo también es conocido por el mandato misionero, las palabras finales de Jesús a sus discípulos: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Este llamado a evangelizar es el eco de la vida de Mateo, quien, habiendo sido llamado de la oscuridad, llevó la luz de Cristo a muchos.

Un Modelo de Conversión y Discipulado

La vida de Mateo es un testimonio poderoso de la gracia de Dios. De recaudador de impuestos despreciado, pasó a ser uno de los doce apóstoles de Jesús, un testigo directo de su resurrección y un autor inspirado por el Espíritu Santo. Su historia nos recuerda que no importa cuán lejos estemos de Dios, siempre hay un camino de regreso. Jesús vio en Mateo algo que los demás no podían ver: un corazón dispuesto a cambiar.

El ejemplo de Mateo nos invita a reflexionar sobre nuestro propio llamado. ¿Cómo estamos respondiendo a la voz de Cristo? ¿Estamos dispuestos a dejar atrás nuestras viejas formas de vida para seguirle? La conversión de Mateo no fue un acto solitario, sino un proceso continuo de discipulado. A lo largo de su vida, siguió aprendiendo, creciendo en fe y compartiendo el amor de Dios con el mundo.

La Misión que Continúa

La historia de Mateo nos habla del poder de la transformación personal, del perdón y del propósito divino. Su vida y su evangelio continúan inspirando a generaciones de cristianos a confiar en el llamado de Cristo y a compartir el Evangelio con valentía. Si Jesús pudo llamar a un recaudador de impuestos para ser uno de sus apóstoles, ¿qué no podrá hacer con nosotros?

En Mateo vemos la imagen de un Dios que no busca la perfección, sino la disposición a cambiar. Como él, somos llamados a seguir a Cristo con todo nuestro corazón y a llevar su mensaje de amor a un mundo necesitado.

1 comentario en “De la mesa de impuestos a la gloria del Evangelio: La historia de San Mateo”

  1. Me gustaría mucho recibir los rosarios y la meditación de los misterios , que aparecía en el antiguo sitio web vuestro.
    Estaré muy agradecida si me los mandan a mi correo, porque los leía y meditaba a diario, mientras rezaba El Rosario y me hacen falta
    Agradecida desde ya, se despide atentamente,
    Joanna Anelli
    Mi correo :
    joaanellic@gmail.com

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