Defensor y protector de origen divino

Los días 2 de octubre la Iglesia celebra a los Ángeles Custodios o Ángeles de la Guarda. En este artículo te explicaremos más acerca de ellos y de esta celebración.

Mencionados en la Biblia

En el Salmo 91, versículo 11, leemos: “a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos”. En el Nuevo Testamento también se menciona una presencia angelical que acompaña a Jesús, por ejemplo, en Mateo 4, 11: “Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían”, y en Lucas 22, 43: “Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo”. En el capítulo 12 de Hechos de los Apóstoles vemos que ya era común la creencia de que cada hombre tenía un ángel que lo acompañaba: en concreto, en los versículos 11 al 15, Pedro es liberado de prisión por un ángel a quien él sólo reconoce cuando lo ha dejado, y cuando se presenta nuevamente con los discípulos, ellos se preguntaban si no sería Pedro sino su ángel.

Orígenes de la devoción y fiesta

Se tiene conocimiento de que ya alrededor del año 800 se celebraba en Inglaterra la Fiesta de los Ángeles de la Guarda. Además, hay registros del año 1111 de la siguiente oración al Ángel de la Guarda:

“Ángel del Señor,
que por orden de su piadosa providencia
eres mi guardián, custódiame en este día,
ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos,
gobierna mis sentimientos,
para que jamás ofenda a Dios Señor.
Amen.”

Fue en el año 1608 que el Papa Paulo V universalizó esta devoción; posteriormente en el año 1670, el Papa Clemente X instauró la celebración de la fiesta del Santo Ángel de la Guarda el día 2 de octubre, fecha en la que se celebra hasta nuestros días.

El testimonio de un santo

El Angel Custodio - Portal de Angeles - AngelredSan Juan Bosco contaba que, pocos días después de haber recomendado a algunos jóvenes invocar a su Ángel custodio, se produjo un accidente en un andamio altísimo donde trabajaban, y cayeron desde lo alto. Uno de ellos, sin embargo, recobró enseguida el sentido y volvió a subir, al parecer encontrándose ileso. Cuando le preguntaron sobre su caída, respondió: «Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más».

¿Cómo vivir esta devoción?

En un célebre sermón, san Bernardo de Claraval sugería que la mejor forma de vivir esta devoción es siguiendo estos tres lineamientos: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).

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