Los días 4 de octubre la Iglesia recuerda a san Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana. Te presentamos tres facetas interesantes de este santo, para conocer mejor su vida.

Relación con el prójimo
San Francisco de Asís destacó por su profundo amor y servicio hacia los demás. Su vida reflejaba un seguimiento radical de Cristo a través de la humildad, la sencillez y la fraternidad. Su desapego hacia lo material le ayudaba a acercarse a Dios, pero su elección de la pobreza lo hacía cercano a los que menos tienen, a los marginados, los oprimidos, los olvidados. Para él, toda persona debía ser tratada como hermano: esta forma de ver al prójimo constituía el cimiento de una verdadera comunidad, basada en el amor manifestado en acciones concretas, y el compartir con los más necesitados.
Relación con la Virgen María
San Francisco tenía una devoción auténtica y filial a la Virgen María, que trascendía el sentimentalismo. El fundamento de su amor por María era el reconocimiento de su maternidad espiritual (como se lee en el Evangelio según san Juan 19, 26-27), y su papel central en la experiencia religiosa franciscana. Para el hermano de Asís, la Virgen era además modelo de perfección, y guía en la vida espiritual.
Relación con la naturaleza
Una de las características más emblemáticas de San Francisco es su amor y respeto por la naturaleza. Consideraba a todos los seres creados, desde los animales hasta el sol y la luna, como hermanos y hermanas, parte de una gran «familia» creada por Dios. Este sentido de fraternidad se basa en la contemplación de Dios en cada criatura y en la visión de la creación como un don que debemos cuidar y respetar, no dominar. De hecho, es considerado el santo patrono de la ecología, y su legado inspira a ver la vida en armonía con todo lo creado, promoviendo una ecología integral que incluye respeto y cuidado por el medio ambiente.